Estando donde se hallaba y sabiendo que partiría de este
mundo, un instante vino a despedirse, cuando entró en la tienda, lo contempló,
lo amó y no pudo hacer más que comprarse un vestido.
DESMERECIMIENTO
Queridos Lecturantes:
No os merezco. Es así.
Pero permitidme compensaros (no solo por no escribir, sino por haberme ido sin decir un hasta luego) con estos versos del gran poeta latino Catulo:
"Odio y amo; que cómo lo hago quizá me preguntes.
Yo no lo sé, pero es cierto y me causa dolor."
(Poema LXXXV)
ORIENTACIÓN AL CINISMO
Con la fina taza de té en porcelana ribeteada con filigranas doradas en una mano, jugueteaba con la bolsita en un repetido movimiento. Las macetas del corredor eran seducidas por la brisa vespertina. Adelina acercaba a la mesa nacarada del té unas pastas afrutadas, y Reinaldo terminaba de aderezar las rosas del jardín. Su estómago tenía puestos los ojos en el platito y la frente esperaba expectante las palabras procedentes de la boca techada por el bigote finamente rubio de Jacke:
-Bien, Ron, ¿qué te digo...? No se puede tener todo en esta vida.
VIDA APROFESIONAL
Hoy, más que otras veces, quiero poder irme a Exopotamia. Abrir la puerta, salir a la calle y llegar a un país en donde no tener nada sea tener algo. Donde el solo ser yo, sin ninguna acreditación, donde mi yo y lo poco que sabe hacer, y lo menos que sabe decir qué es sean la recomendación suficiente y válida. Y quedarme ahí, en un eterno a-, o en un impedecero ex-, o en un definitivo in-, y valerme de lo que soy y no sé hacer, y de las otras cosas que hago, y que proscriba la aprofesionalidad de las cosas que sé.
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